UNA
NOCHE DE PARTO
La
noche del miércoles al jueves tuvo lugar un acontecimiento
especial: mi perra fue mamá.
Veinte
minutos más tarde vimos que volvía a empujar y a empujar, pero en
vez de perrito salió un cacho de carne: era la placenta. La perrita
se comió la placenta. Mi madre dice que lo hacen por dos razones: en
primer lugar por instinto para eliminar el olor del parto y evitar
depredadores, en segundo lugar porque le proporciona alimento y
energía para recuperarse del parto y favorece la producción de
leche.
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Cuando
había pasado casi otra hora, Musa empezó con nuevas contracciones.
Estaba cansada y le estaba costando mucho expulsar al siguiente.
Como no salía ni bolsa ni nada, mi madre la examinó y vió que el
cachorro estaba como “atascado” y no se movia. Entonces giró al
cachorro y empezó a salir, pero salía primero la cola y las patas
traseras, como el primero. También venía sin bolsa, o sea que se
había roto dentro. Con una toalla cogió la colita y la pata que se
veían y empezó a tirar del cachorro al ritmo de las contracciones.
Cuando nació, vimos por qué le había costado tanto salir, y es que
estaba muerto. Esperamos a que Musa expulsara la placenta que
apareció a los pocos minutos.
Estuvimos
esperando una hora más pero no parecía que hubiese más cachorros.
La perra estaba dedicada a su cachorrita, no paraba de limpiarla. Así
que limpiamos su cama, cambiamos la paja y las toallas y nos fuimos a
descansar un poco. Eran ya las 6:30 de la mañana.
Ahora
ya han pasado casi dos semanas. En este tiempo la cachorrita no ha
hecho otra cosa que comer y dormir y llorar cuando no le parecía
bien la postura que tenía. La mamá al principio no quería
separarse de ella ni un momento, la lamía todo el rato para tenerla
limpia y para estimularla para que hiciera pis y caca, y ahora no le
importa irse a dar un paseo por el monte. Sarman, el macho tampoco
podía entrar en casa porque Musa le gruñía, y ahora mismo, están
los tres tumbados juntos. La perrita ha abierto los ojos hace tres
días y tiene un aspecto raro. Ayer la dimos un poco de leche
condensada con el dedo y se volvió medio loca. Cuando nació pesaba
550 gramos y ahora pesa 1500 gramos.
Ángela 5ªC